Incubazul, la incubadora de proyectos vinculados a la economía azul puesta en marcha en Cádiz a finales de 2021 gracias a fondos Feder, alberga iniciativas que ponen negro sobre blanco las posibilidades empresariales de esta nueva disciplina
El concepto de economía azul es aún desconocido para muchos. La Junta de Andalucía lo incluyó en una de sus carteras en la última legislatura pero pocos saben cuáles son sus posibilidades reales en el día a día de la ciudadanía. La confección de bolsos a partir de la piel del atún o la innovación a través de nuevos alimentos elaborados con algas que impulsen una dieta más saludable son solo algunas de las propuestas que salen de Andalucía con la intención de posicionarse en los mercados.
Incubazul, la incubadora de proyectos vinculados a la economía azul puesta en marcha en Cádiz a finales de 2021 gracias a fondos Feder, alberga iniciativas que ponen negro sobre blanco las posibilidades empresariales de esta nueva disciplina.
Su coordinador, José Manuel Fedriani, indica que, a 31 de diciembre de 2023, eran 80 los proyectos que habían pasado por esta instalación, ubicada en la Zona Franca de Cádiz y que próximamente se mudará a un nuevo emplazamiento fabricado con contenedores marítimos reciclables, de manera que la economía azul y la circular se dan la mano. Un tercio de ellos ya facturan. «La idea es que se conviertan en empresas no que sean fuentes de autoempleo», destaca.
Incubazul cuenta como partner con Telefónica para impulsar la aceleración de empresas. «Nos permite detectar el talento, las ideas de negocio en el campo de la economía azul y facilitar acelerar los procesos para que los proyectos sean viables», explica Fedriani, quien indica que los perfiles que suelen llegar a la incubadora son «científicos o tecnológos», pero sin visión de negocio, de ahí la necesidad de ese respaldo más empresarial.
Del atún, hasta la piel
Hay un refrán popular que dice: «del cerdo, hasta los andares». Bien se puede aplicar a la idea de negocio que tiene Luisa Fernanda Donoso con su proyecto SkinTunaFish. Nace con el fin de «aprovechar y valorizar desperdicios de piel de atún«, de manera de que convertirla en cuero «con un objetivo claro de sostenibilidad y cuidado medioambiental», evitando la curtición al cromo, que supone más de 95% de la producción mundial de piel y «es perjudicial para la salud y el medio ambiente».
Donoso, publicista de profesión, inició esta andadura cuando tuvo que elegir un proyecto fin de curso mientras hacía Estilismo de moda e indumentaria en la Escuela de Arte en Cádiz. Compaginaba dichos estudios con su trabajo en una agencia de publicidad, que redujo plantilla por la pandemia, un recorte que le afectó directamente. Ahora, desde su situación de desempleo y ubicada en Incubazul desde 2022, busca inversores para sacar adelante esta idea de negocio.
«En países como Francia ya curten la piel de salmón procedente de la venta de sushi pero en España nadie trabaja la piel de atún ni de ningún otro pescado en general», explica Donoso. En estos momentos, esta emprendedora necesita que su proyecto se valide mediante una investigación científica que certifique su viabilidad. «Estoy inmersa en la búsqueda de financiación para llevar a cabo el proceso», señala.
Ya ha comenzado a reunirse con firmas del sector con el objetivo de dar el salto para salir al mercado y conformar «un negocio nuevo, que necesitaría formación específica y que generaría puestos de trabajo en la provincia de Cádiz«, subraya Donoso.
Mejorar la alimentación con algas y proteínas vegetales
Omnivorus es otra de las startups alojadas en Incubazul. Las nuevas tendencias en la alimentación del consumidor -que llevan aparejadas la reducción del consumo de carne– han sido el germen de esta startup dedicada a la creación de fórmulas para obtener proteínas con base en algas, pescado, vegetal y cárnica para la formulación de productos alimenticios cuyo olor, sabor e imagen sea el de alimentos tradicionales.
«Algas como la salicornia están infravaloradas e infrautilizadas, cuando contienen vitaminas y minerales excelentes para la salud y se encuentran en las marismas de Cádiz y, en general, en todas las marismas del mundo», destaca Silvia Ruiz-Berdejo, directora del proyecto. Así, están recuperando el uso de los denominados ‘espárragos de mar’, que se habían consumido tradicionalmente en la zona, así como otros de origen vegetal, como la algarroba, presentes en las recetas de nuestros ancestros.
Una línea de snacks con base de salicornia, chocolatinas producidas a través de algarroba o bebidas funcionales elaboradas con otro tipo de algas son solo algunas de las propuesta que están formulando desde Omnivorus, una empresa dedicada a la venta de formulaciones que puedan traducirse en productos atractivos para el mercado. También trabajan en obtener proteína vegetal para incluir en hamburguesas, salchichas o albóndigas, con el objetivo de reducir el 50% la cantidad de carne sin cambiar el sabor.
Proyección meteórica
«El consumidor es el que manda y cada vez pide más salud y conocer de primera mano lo que come», subraya Ruiz-Berdejo, quien especifica que Omnivorus se dedica a «vender las fórmulas que luego utiliza la industria alimentaria».
Aunque arrancaron en septiembre, su proyección es meteórica. «Estamos al habla con varias empresas para ver cómo podemos trabajar con ellas y estamos en fase ya de venta», anuncia.
Fuentes: ElCorreoWeb